Chicho Castillo se inventaba cosas. Creaba sonidos, chistes, incluso vidas que llevaban su sello. Una de sus creaciones más celebradas ha sido el Brindis rebrindis.
Era un «clásico» en todas las comilonas y acontecimientos en los que estaba Chicho. Y que sólo él podía protagonizar, como si de una marca con copyright se tratara, no registrada pero inviolable. Al menos hasta que despegó de la Tierra.
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No dejes de enviarnos tus Brindis rebrindis a hola@chichocastilloforever.org, aquí encontrarán su merecido espacio.